INDEPENDENTISMO CATALÁN Y SUS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS
El independentismo catalán es la posición política que defiende la independencia de Cataluña con sus actuales límites como comunidad autónoma española, o bien por la correspondiente a una visión pancatalanista, que incluye a la Comunidad Valenciana, las Islas Baleares, o la franja oriental de Aragón.
INICIO DEL INDEPENDENTISMO CATALÁN
En el siglo XIII surgen instituciones como la Diputación del General (Generalitat de Cataluña), las Cortes Generales y administraciones locales, como el Consejo de Ciento de Barcelona. La Corona de Aragón se unió a la Corona de Castilla en 1476, pero conservó sus instituciones autónomas de gobierno hasta el final de la Guerra de Sucesión Española (1714), posterior a la de los Segadores. Con la caída de Barcelona, el 11 de septiembre de 1714, el rey Felipe rey promulgó el Decreto de Nueva Planta y se abolieron los privilegios nobiliarios, los fueros locales y las instituciones de autogobierno que eran respetadas por la Casa Austria en todos los reinos declarados austracistas.
Tras la abdicación de Amadeo I, el 10 de febrero de 1873, se proclamó la Primera República Española que apenas duró un año. El republicanismo estaba dividido entre aquellos que querían una República unitaria (con un único gobierno para todo el país) y una federal (en la que los estados autónomos se ponen de acuerdo para crear un Estado de rango superior) como Francisco Pi y Margall. La República tuvo que hacer frente a dificultades como las confrontaciones entre los republicanos unitarios y los federalistas, así como el intento de Cataluña de crear un Estado Catalán dentro de la República Federal Española. El pronunciamiento de Martínez Campos en 1874 restableció la Monarquía Española y la dinastía borbónica con el hijo de Isabel II, el rey Alfonso XII de España
Entre 1923 y 1930, la dictadura del General Primo de Rivera se instauró en España, con el apoyo del rey Alfonso XIII, el Ejército, de la burguesía, los terratenientes y la Iglesia. No obstante, Cataluña se convirtió en uno de los focos más activos de oposición a la dictadura con el crecimiento del catalanismo republicano cuyo líder, Francesc Macià, fue el luchador más comprometido.
El franquismo (1939-1975) supuso en Cataluña la anulación de las libertades democráticas, la prohibición y persecución de los partidos políticos no afines al régimen, la supresión del Estatuto de Autonomía (que ya había sido suspendido por el Gobierno de España entre octubre de 1934 y febrero de 1936) y sus instituciones derivadas y la persecución de la lengua y la cultura catalanas.
Después de las primeras elecciones generales tras el término de la dictadura, en 1977, se restauró provisionalmente la Generalitat con José Tarradellas al frente. Este formó un gobierno de concentración (1977-1980) con doce consejeros para redactar el estatuto de Autonomía de Cataluña de 1979 y convocó elecciones al Parlamento de Cataluña
El independentismo creció en los últimos años debido a los recortes del Tribunal Constitucional al nuevo Estatuto aprobado en 2006 y que establece una nueva relación prácticamente federal con España, y al rechazo del gobierno de Mariano Rajoy al pacto fiscal, la promesa electoral de Artur Mas, que pretendía acabar con el déficit fiscal que sufre Cataluña con un sistema similar al concierto vasco.
Las manifestaciones multitudinarias a favor de la independencia siguieron creciendo en 2013 y 2014 y forzaron a Artur Mas, que firmó un acuerdo de gobernabilidad con ERC, formación política que quedó segunda en escaños por primera vez en la historia posfranquista, a convocar una consulta sobre la independencia en el 2014. La votación se llevó a cabo finalmente el 9 de noviembre de 2014.
CONSECUENCIAS ECONÓMICAS
A pesar de que la Constitución española establece que “la soberanía nacional reside en el pueblo español”, a
la vez que proclama la “indisoluble unidad de la Nación española”. No cabe, por tanto, dentro
del marco constitucional español, ni la celebración de un referéndum sobre la independencia
de una de sus regiones ni mucho menos la segregación de parte del territorio español. Muchos catalanes desean continuar con el proceso con el objetivo de la independencia de sus tierras.
No obstante, a efectos puramente dialécticos, si la Constitución española fuera modificada
para permitir dicho referéndum y como resultado del mismo surgiera un Estado
independiente, la primera consecuencia económica de la misma sería que éste no formaría
en ningún caso parte de la Unión Europea y por tanto del Euro.
La Unión Europea sí se ha pronunciado respecto a las consecuencias jurídicas que implicaría
una independencia de Cataluña: quedaría ipso facto fuera de la Unión Europea.
Como consecuencia económica inmediata de su independencia y su no pertenencia a la
Unión Europea, Cataluña sufriría el efecto sobre el saldo por cuenta corriente en sus
distintos componentes:
- Exportaciones de Cataluña: La no pertenencia a la UE supondría la aplicación de la Tarifa
Exterior Común (TEC) a las exportaciones catalanas dirigidas a la UE.
-Ventas de Cataluña al resto de España: Al efecto negativo que tendría la independencia
sobre las ventas a la UE, hay que añadir el efecto que se produciría sobre las ventas
actuales de las empresas catalanas al resto de España.
España sigue siendo el principal mercado de Cataluña. En términos absolutos, Cataluña
lidera el comercio interior de bienes en España, doblando prácticamente a la Comunidad de
Madrid que es la segunda. Según datos del Centro de Predicción Económica (CEPREDE), las
ventas de Cataluña al resto de España ascendieron en 2012 a 49.131 millones de euros, que
supone el 45% de sus ventas totales, por lo que establecer una barrera política, comercial y
económica entre las empresas catalanas y su principal cliente supondría pérdidas importantes.
-Salida de la Unión Económica y Monetaria (UEM): El efecto sobre el saldo comercial podría
ser aún más desfavorable al tener en cuenta el efecto de salir de la UEM, dado que las
exportaciones a la zona euro (55% del total), sufrirían además del impacto del incremento de
precios resultado de la tarifa exterior común y demás costes analizados anteriormente, la
reducción de ventas derivada de la incertidumbre asociada a tener una moneda distinta y de
las variaciones del tipo de cambio.
Deslocalización: A la caída de las exportaciones de Cataluña por los motivos expuestos
anteriormente, habría que añadir el riesgo de que se produjera una deslocalización de
empresas con la consiguiente caída de las exportaciones.
En la lista de las empresas que se han dado a la fuga desde que comenzó el 'process' se encuentran grandes compañías como Donuts, Argall o Pastas Gallo.
En conclusión, la independencia de Cataluña tendría una repercusión negativa
inmediata en el comercio exterior de Cataluña. La salida de la UE y por tanto la
imposición de aranceles y demás efectos descritos, tendría previsiblemente como
consecuencia la caída en los flujos de comercio, llevando por tanto a una caída de los
ingresos fiscales y del PIB estimada en un 10-20%.
María Fernández- Palacios Hoyuela
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